Om mirada compasiva
Te propongo un itinerario espiritual por los cuadros que Bartolomé Esteban Murillo pintó para la iglesia de San Jorge de la hermandad de la Santa Caridad. En el cuarto centenario de su nacimiento, te sugiero una peregrinación de palabra por sus lienzos y lo que significan, como una catequesis itinerante en torno a las siete obras corporales de misericordia que la hermandad quiso que vistieran las paredes del templo como las páginas de un catecismo abierto a todo el mundo. A lo largo de la única nave se disponen seis cuadros con escenas bíblicas del Antiguo y el Nuevo Testamento completados con el retablo del altar mayor en el que se exhorta a los fieles a enterrar a los muertos con el propio entierro de Cristo, descendido de la cruz, obra escultórica de Pedro Roldán con pinturas de Valdés Leal y Murillo. Al fin y al cabo, la hermandad de la Santa Caridad se fundó para dar cristiana sepultura a los ajusticiados y a los ahogados, esos invisibles a los que nadie quería prestar un último servicio.
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