Los ojos de los muertos

Los fantasmas debían ser ignorados, y el hecho de que su hija había desaparecido era una de esas cosas que no debían ser mencionadas. Esos habían sido siempre dos de los pilares fundamentales de la vida del Sr. Jones, pero cuando un fantasma que no era como los otros se cruzó en su camino a este hombre perfectamente ordinario de repente se le hizo imposible el desviar la mirada. El problema era que, en su intento desesperado por buscar una respuesta a algunas de esas preguntas que nunca se había atrevido a formular, se encontró frente a frente con una lista creciente de contradicciones, y con la creciente evidencia del hecho de que lo que estaba haciendo era tirar de un hilo que amenazaba con desbaratar el tejido de su propia vida.
Sí, que los fantasmas estaban ahí era innegable, así como también era innegable el hecho de que su hija había desaparecido... pero a pesar de todos sus esfuerzos el Sr. Jones no alcanzaba a comprender el por qué.