Om La Muerte del Cisne
¡Me duele el alma, compañero...!
Tanto me duele, pero tanto, tanto... que se ha marchado, ha huido a un valle de lágrimas y de sepulcros un cementerio; recoger corazones, mentes y cuerpos, y vaga y yerra, perdida, ciega y sorda, desorientada, desesperada, sin templo ni reino, ni nicho ni cueva, ni hoyo ni agujero, ni mundo ni lágrimas, ni corazón, ni mente, ni cuerpo de asilo, albergue frÃo para este dÃa y esta noche; sin tener abiertas puertas, ni sitio, mesa, ni silla, ni lecho, en el más hiperbólico, exagerado y total, absoluto y extremo punto final de un inconcebible e ignoto infierno.
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