Om Jude El Oscuro
El maestro se marchaba del pueblo y todo el mundo parecía sentirlo. El molinero de Cresscombe le había prestado su pequeño carro blanco y entoldado y el caballo para transportar sus enseres a su ciudad de destino, a unos treinta y dos kilómetros de distancia, ya que el vehículo en cuestión ofrecía sobrada capacidad para ese traslado. La vivienda de la escuela había sido equipada por la administración, y el único trasto engorroso que el maestro poseía, además del cajón de libros, era un piano vertical que había comprado en una subasta el año en que pensó aprender música instrumental. Aunque, pasado el primer entusiasmo, jamás adquirió soltura alguna para tocar, y la dichosa compra se había convertido en una constante molestia cada vez que cambiaba de casa. El párroco, a quien no le gustaba el espectáculo de las mudanzas, se había ausentado durante todo el día. No tenía intención de regresar hasta el atardecer, cuando el nuevo maestro hubiera llegado, estuviera instalado y todo discurriera normalmente otra vez.
Visa mer