av Luis Perozo Cervantes
289,-
En Lina Andara no es lo mismo el surco que le ha dejado la vida que "el surco que ella le ha dejado a la vida". Traer y compartir con los seres humanos y celestiales sus proles, después de varios partos, con algunos abortos provocados, literalmente incinerando muchas hojas desde los tiempos iniciales en este sagrado oficio, hasta el nacimiento de ésta, su primera criatura: El surco que mi vida ha dejado, la poeta va explayando cánticos eróticos y rebeldes. La cavilación en ella, estuvo precedida por extensas experiencias vitales, algunas nubladas de decepciones, y otras alimentadas de creatividad y dignidad. Esta última en el sentido de decir, sí, cuando es sí a los avatares reales y verdaderos, y decir no, cuando es no, a los designios falsos e inconsistentes.Tal vez, como el hechizo del "Ave Fénix" en el poema "Viento", Andara se explaya para manifestar lo más descarnado de su propio erotismo, usando como arquetipos simbólicos a la madre tierra, los espejos y las huellas: "Tome el viento con besos circulares/ mi paisaje generoso, / tierras mías color de la carne, / respiración infinita..."Así mismo en el texto "Guajiro" se aprecian las siguientes pinceladas, en ese mismo orden de ideas: "Guajiro nacido del vientre de la arena y la sal, / tomaste recia sed de amor, / a cuentas, a gotas vas midiendo/ los cántaros de orgullo y altivez, / y vienes mirándome alto/ guajiro recio, / a conquistar tierras extranjeras, / dándome, / a cuentas, a gotas, en lo largo de tu beso, / todo lo áspero, caliente y salado, / en todo lo abrupto de tu beso/ la recóndita anchura/ como el beso con que mides el instante, / la línea infinita de tu horizonte..."La autora se pasea por el ambiente de una interculturalidad recíproca y bicultural, entre dos seres amados bajo el influjo del mito y la realidad. Aquí es imposible la falsación del amor al costo de cualquier aventura en la vida, muy diferente a la tesis del "mito del conquistador conquistado" del prominente psicoanalista Hugo Ocando, para ilustrar cómo un sujeto político o amoroso, al llegar a conquistar su deseo, empieza a someter o maltratar a sus provincianos, en este caso, al sujeto amado.Así tenemos: "Todo lo que ha ido pulsándose en el arco/ de móviles y nerviosos movimientos, / en el marco de la puerta inefable, / de la garganta atravesando siglos, mantillas, mediterráneos, / atlánticos, / hasta clavarse como rebelde saeta/ en el pecho esplénico de bronce, sal, polvo y anchura..."Una vez más, el tema del erotismo como una constante en Andara, en el poema "Los poros de mi piel", se aprecia: "Hoy amanecieron abiertos, / con hambre, /los poros de mi piel, / con hambre/ el valle/ ganas de ganas, / florecimiento de árbol./ Amaneció/ y la necesidad decretó."Una de las características que se aprecia con mayor recurrencia, principalmente en el poema "Reberderio", es el uso de la licencia poética: dentre, dolihondos, deuna, semete, para de una, el mismo título, de este poema, Reberderio, entre otros. Pues bien, en la mayoría de estos poemas, la búsqueda constante del amor verdadero, aparece como marullo bravío, sí y sólo sí, porque la poesía es capaz de encontrarlo a través de una increpación al Eterno. Disfrutemos: "...Cuando pruebe tus labios, / aspire hasta la ebriedad tu aroma/ y funda sin piedad toda cadena, / de rosas o de acero, / hasta la inmortalidad y la distancia, / sobre el tiempo y la verdad, / te reconoceré inmemorial y sempiterno...""..../entonces sentenciaré para el Eterno: / ha llegado el amor/ y me desintegraré en él..."José Ángel Fernández