av Juan Valera
199,-
Pasarse de listo. Juan ValeraFragmento de la obraIToda persona elegante que se respeta debe ir a veranear. Es una ordinariez quedarse en Madrid el verano. Lo ms tnico es ir a algunas aguas en Alemania o Francia; pasar luego una temporadita a la orilla del mar en Biarritz, en Trouville o en Brighton, y acabar el verano, antes de volver a esta villa y corte, en algn magnfico chteau o cosa por el estilo, que debemos poseer, si es posible, en tierra extraa, y cuando no, aunque esto es menos comm'il faut, en nuestra propia tierra espaola. Tal es el supremo ideal aristocrtico a que aspiramos todos en lo tocante a veraneo. Para realizarle totalmente se ofrecen no pocos obstculos. Lo ms comn es no tener chteau, ni algo que remotamente se le asemeje, ni en la Pennsula ni en la vasta extensin del continente europeo; pero esta falta se suple o se disimula si poseemos una casa de campo, una casera o un cortijo, lo cual, hablando en francs, puede calificarse de chteau, sin gran escrpulo de conciencia. Todava, sin embargo, ocurre muy a menudo que la familia elegante, o con humos de elegante, carece de hogar de donde los humos procedan; esto es, no tiene ni siquiera cortijo. Si le tiene algn amigo o pariente, la familia puede aprovecharse de la amistad o del parentesco. Si de ningn modo hay ni cortijo, se suprime la parte meramente rstica y se limita el veraneo a la parte hidroptica, dulce, salada o ambas cosas. Quiere esto significar que, no habiendo chteau ni cortijo donde pasar un mes, se emplea todo el tiempo en los baos, aunque nadie de la familia se bae nunca. Basta tomar las aguas por inhalacin, respirando, pongo por caso, las brisas del Atlntico en el mencionado Biarritz, en San Juan de Luz, en San Sebastin, en Santander o en Deva. Por ltimo, si el afn de eclipsarse en estos meses de calor atribula demasiado, y la bolsa se halla tan escurrida, que no hay ni para ir a baarse o a ver la mar en Motrico, se va el elegante, o la familia elegante, a cualquier lugar de la Mancha, donde a veces lo llano y escueto, y sin rboles ni matas del terreno, imita la mar, y los cigarrones, los cangrejos y peces, y all se est tomando el fresco a todo su sabor, hasta que ya es la poca y sazn oportuna de volver a Madrid sin infringir las leyes y liturgias del buen tono. Hay familias, pero yo apenas lo quiero creer, de quienes se asegura que, por no infringir dichas leyes y liturgias, hacen como que se van de viaje, y con discreto y econmico disimulo se quedan aqu, en reclusin seversima, sufriendo este linaje de martirio, para tener propicia a la deidad a quien rinden culto, que es la Moda.